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“UNA COSA ES UNA COSA, Y OTRA COSA ES ...


No he encontrado palabras mejores para encabezar este escrito, que las inmortalizadas por el ilustre ex secretario de Justicia de Puerto Rico, Roberto Sánchez Ramos. En este caso para diferenciar de alguna manera lo que son los Médicos por la Verdad de los médicos que comparten sus protocolos para salvar las vidas de las personas que han resultado contagiados por el Covid 19.

Los primeros señalan la postura de que la “pandemia” es realmente una “plandemia” conspirativa que puede ir desde reducir la población mundial (especialmente a personas de mayor edad), el crear una crisis para explotarla económicamente con una vacuna, establecer un nuevo orden mundial, crear una debacle económica, comercial, social y política que cambie los sistemas que han prevalecido hasta el momento. Algunos van tan lejos como asegurar que lo están usando como punta de lanza para lograr que el Presidente Donald Trump y el Partido Republicano pierdan las próximas elecciones. La lista es enorme y los señalamientos parecen inagotables.

Si usted quiere tener una idea bien clara y amplia de lo que denuncia y defiende este sector debe escuchar a la que alguien catalogó como “la mujer más temida”, la doctora argentina Chinda Brandolino. Y si alguien piensa rebatirla, es mejor que lo piense bien porque es un “hueso duro de roer”. Por supuesto, que España no se queda atrás. Al contrario, ha sido un adalid de esta causa con la Dra. Natalia Prego, la Dra. María José Martínez Albarracín (una “duraca” en el aspecto científico), y otros tantos que usted puede encontrar juntos en sus exposiciones por YouTube. En otros países del mundo hispanoamericano han surgido capítulos locales de Médicos por la Verdad que suelen incorporarse en transmisiones internacionales. (¡Qué raro que de Puerto Rico que “siempre lo hace mejor” no lo esté haciendo ni siquiera igual!)

Regresando ahora al reverso de la misma moneda, existe un grupo de médicos y científicos que están más dedicados a socorrer con su conocimiento y protocolos a innumerables personas desorientadas, y no tratadas adecuadamente por los sistemas de salud oficiales de sus países. Estos no dejan de ser “médicos por la verdad” pero con una misión más urgente y prioritaria: “salvar vidas a como dé lugar”, algunos de ellos arriesgándolo todo y exponiéndose a los ataques más venenosos de sus colegas, instituciones de salud, medios de comunicación al servicio de los grandes intereses, y del gobierno; todo por ser fieles hasta las últimas consecuencias a su “Juramento Hipocrático”. La más representativa de este grupo es la Dra. María Eugenia Barrientos, que no está sola, porque otros aliados a esta causa humanitaria, como el Dr. Freddy A. Portillo, se le han unido en otras latitudes. También el biofísico Andreas Kalcker (alemán) ha defendido los resultados exitosos del Dióxido de Cloro; y el Dr. Robert Rowen (USA) ha hecho lo propio con su propuesta de Ozono.

En muchos de nuestros países tanto el uso médico del Dióxido de Cloro como del Ozono están proscritos o no se tiene fácil acceso a ellos. Además, en el caso del Ozono se requiere tener cierto equipo y entrenamiento para usarlo aunque sea de la forma menos complicada. El Dióxido de Cloro no se queda atrás. Es menos complicado, pero hay saber prepararlo para poderlo ingerir. Y, ni hablar de inyectarlo.

Pero, las propuestas de la Dra. María E. Barrientos y del Dr. Portillo están tan bien y detalladamente explicada, que es difícil confundirse o equivocarse. Por supuesto que estos doctores, no niegan la realidad del virus, pero insisten en que una persona contagiada, bien tratada y a tiempo, no tiene por qué “paniquearse”. Que haya difamadores y críticos que no estén de acuerdo con ellos, es su derecho, aunque estén equivocados. Pero, que todo ser humano tiene derecho a luchar por su vida es algo que nadie tiene el derecho a impedirlo.

Algunos alegan que esto promueve el auto recetarse. Pero, yo no entiendo cómo el protocolo de un médico, explicando todas las misma precauciones, y variantes en diferentes condiciones que la persona pueda tener, igual que lo que hace un médico en su oficina, pueda considerarse “auto-receta” porque está publicado en las redes sociales. ¿O es que acaso no hay médicos haciendo video consultas?

En mi caso he optado por tener a mano mi suplido suficiente de Advil Multi-Symptom Cold & Flu. Y al primer síntoma sospechoso, no esperaré por pruebas tardías y dudosas. Estoy seguro que el ibuprofeno con antigripal no me va a matar, pero el Covid no tratado a tiempo y adecuadamente, sí podría hacerlo. Es mi vida la que está en juego (no la del médico), y yo asumo responsabilidad por ella. Además, hasta ahora son más los agradecidos que han sobrevivido para contarlo con estos protocolos al alcance de todos, que los que esperando por diagnósticos entraron en el corredor de la muerte para nunca poder despedirse de sus seres queridos.

Si a esto le quieren llamar “auto-medicarse”, y la gente sobrevive al Covid 19, ¡Qué vivan la automedicación y LOS MÉDICOS POR LA VIDA! Y, también, LOS MÉDICOS POR LA VERDAD.

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