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¡Qué gente averiguá!


Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.”

–Hechos 1:7-

Si hay algún asunto que se ha prestado para catalogarnos de “averiguaos” es el de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo. Ni los primeros discípulos escaparon a esta tendencia natural.

La historia de la iglesia lo evidencia, el surgimiento de las sectas y falsos profetas lo comprueba. Muchos libros, películas, programas radiales y televisivos son el producto de esta tendencia de querer ir más allá de lo que Dios nos dice claramente en las Sagradas Escrituras. No nos conformamos y satisfacemos con lo que está claro. Queremos ser especialistas de lo que no está tan claro.

Bien haríamos en aceptar de una vez y por todas, y en forma categórica las palabras del Señor respecto a su propia segunda venida: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.”-(Mateo 24:36) “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.” – Hechos 1:7 Cuando traspasamos lo límites de la revelación escrita que nos ha sido dada, entramos en los campos de la especulación y la “adivinación”. Cosas que han dejado a muchos mal parados y en vergüenza.

Bástenos saber que Él dijo: “Volveré otra vez”, “que El que ha de venir vendrá”. Que los mismos ángeles confirmaron: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo.” Y que la actitud correcta que la sana doctrina produce es la que se expresa en Apocalipsis 22:17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven.” Y “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.” A lo que nosotros respondemos: Amén; sí, ven, Señor Jesús.” (Apocalipsis 22:20)

Hermanos, estamos seguros de que el aparecerá por segunda vez sin relación al pecado, es decir no a morir por nuestros pecados, sino a juzgar a vivos y a muertos. Los creyentes debemos amar su venida y esperarla y prepararnos para ese día glorioso. Pero, cuidado con querer descifrar los detalles del misterio de su segunda venida. Recuerden aquel adagio popular: “El diablo está en los detalles.” No caigamos en esa trampa.

¡Maranatha! [el Señor viene]” (1 Corintios, 16: 22)

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