EL PEOR ENEMIGO DEL AMILENIALISMO
El peor enemigo del Amilenialismo es su propio nombre. Tan pronto alguien escucha esta palabra, inmediatamente piensa y concluye que (a-milenialismo) es una negación del milenio bíblico. O, que es una posición en contra del milenio.
Algunos maestros y teólogos piensan que se le haría mayor justicia a esta interpretación del milenio, si en vez de llamarse “amilenial” se le llamara “pro-milenial” o “milenialismo realizado”. Pienso que todavía no se nos ha ocurrido un nombre que etiquete correctamente esta postura.
Aunque ha llovido mucho sobre el nombre, y los teólogos saben exactamente que no se trata de una negación del milenio, sin embargo, no deja de causar prejuicios con tan sólo escucharla. El reto a encontrar la palabra correctamente correspondiente para su identificación continúa siendo un reto.
Pero, mientras tanto, aclaremos que es incorrecto creer que esta escuela no cree en el milenio o lo niega. Lo cierto es que todo “amilenialista” cree en el milenio. Lo único, es que difieren en su interpretación con las otras posiciones (Premilenialismo Histórico, Premilenialismo Dispensacionalista y Postmilenialismo).
Sería igualmente injusto concluir, sin conocer, ni considerar desapasionadamente las posiciones “pre” y “post” afirmar que porque no estamos de acuerdo con sus nombres, están en contra de la enseñanza bíblica del milenio.
No importa cómo le llamemos, lo cierto es, que el hasta ahora mal llamado “amilenialismo” cree tanto en el milenio como las otras escuelas de interpretación. Y yo añadiría “con más Realismo histórico” que los otros puntos de vista.
Mientras “rebautizamos“ con un mejor nombre al Amilenialismo, no olvides que no se trata de una negación del milenio sino de otra forma de entenderlo. ¿De acuerdo?