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Repensando en la Escatología

Cierto es que a menudo tratamos de evitar las discusiones escatológicas (que tratan de los últimos días y la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo) por las controversias que se generan. Pero, es más peligroso acallarlas que seguir pensando y dialogando acerca de la escatología. Primero, porque es un asunto esencial de la doctrina y teología bíblica. Las alusiones a, la esperanza bienaventurada y el consuelo que genera esta enseñanza corren a lo largo de todo el Nuevo Testamento, y lo culmina con broche de oro el Apocalipsis de Juan. Y en segundo lugar, fue necesario escribir en forma correctiva para desenmascarar y desalentar las falsas enseñanzas, expectativas y conductas generadas por errada escatología.


Por todo esto es que nosotros tampoco debemos rehusar, ni descuidar hacerlo. Esto no quiere decir que alguno de nosotros tengamos la última palabra en escatología. Cristo sólo es y tiene la palabra final e infalible en escatología, de la cual se hacen eco los escritores de las Sagradas Escritura del Nuevo Testamento. Pero, mientras tengamos tiempo, todavía podemos seguir aprendiendo de la fuente inagotable (La Biblia) y compartiendo la iluminación concedida a cada cual, siempre siguiendo la regla de que “la mejor intérprete de la Biblia es la Biblia misma”, y que “debemos entender los pasajes más oscuros a luz de los más claros”, “y que, gracias a la Inspiración de las Sagradas Escrituras por el Espíritu Santo, no puede haber en ellas contradicciones”. Entendamos bien esto antes de seguir adelante: “que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”-2 Pedro 1:20-21


Habiendo dicho esto, quiero llamar tu atención a un punto que me ha parecido interesante y pertinente a nuestro repensar en la escatología. Con mucha frecuencia nuestros primeros acuerdos y desacuerdos surgen de Mateo 24. Como muy bien están de acuerdo los estudiosos de este sermón, en él se tratan dos eventos fundamentales: 1) La destrucción del templo y 2) La segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. La dificultad está en que solemos ligar “la gimnasia con la magnesia”, y acabamos de no entender bien ni lo uno ni lo otro.


El Dr. Jay E. Adams en su libro The Time is at Hand nos propone una forma más satisfactoria de acercarnos a este sermón profético y escatológico de nuestro Señor Jesucristo.


Primero, hay que tomar en cuenta los tres registros evangélicos del mismo (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21).


Segundo, reconocer la clave del “contexto de tiempo” que sin ambigüedad enmarca estos tres pasajes:

Mateo 24:34 (RVR1960)

“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”

Marcos 13:30 (RVR1960)

“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”

Lucas 21:32 (RVR1960)

“De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.”


“Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” –Lucas 21:22


¿Cuáles son “estos días de retribución” y cumplimiento?

“no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”


¿A qué generación se refiere?

A la generación de sus días que serían testigos de todos los acontecimientos que alcanzarían su clímax con la toma de Jerusalén y la destrucción del templo en el año 70 DC.


Entonces, el Dr. Adams propone que si comenzamos nuestra lectura con Lucas 21 que se concentra en los tiempos finales que nos llevan al año 70 DC, no tendríamos problemas en entender que Mateo nos lleva, aún más allá, hasta la segunda venida de Cristo. Y no “contemporizaríamos”, ni entremezclaríamos, los eventos propios de un evento con los del otro evento.


Todo esto nos llevaría a tener una escatología “inaugurada”, “en proceso”, pero “no completamente realizada”.

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