Ordena tu casa ...y vivirás
2 Reyes 20:1
Una de las primeras cosas que tiene que hacer todo discípulo es “ordenar su casa”. Dios le dijo a Ezequías que era algo prioritario que tenía que hacer para morir en paz. En el caso del discípulo, se trata de obedecerlo para tener una vida familiar como Dios quiere. Siendo “duro y directo” debo decir que un verdadero discípulo tiene que empezar por serlo en el hogar. Si eres esposo, debes asumir la responsabilidad de ser el líder espiritual de tu familia. Si eres esposa o hija debes procurar y propiciar que eso ocurra. No se puede ser luz de la calle y tinieblas en el hogar.
Nos dice sabiamente el doctor Jay E. Adams:
“Donde los maridos fracasan más, el lugar donde tiende a quebrantarse su liderazgo en forma más grave, es donde se podría suponer que sea más fuerte. El aspecto en que uno pensaría que el marido sería más celoso en el ejercicio de su liderazgo es el culto familiar, en el estudio bíblico con la familia, en la oración la familia, en la asistencia de la familia a los servicios de la iglesia, en el testimonio de la familia a la comunidad, y en la relación directiva de la familia con Dios en hacer la obra que él los ha llamado a hacer como familia y como individuos.” –Vida Cristiana en el Hogar, página 73.
Comienza a ordenar tu casa hoy mismo. Por lo menos, para empezar, reúne a tu familia y comunícales que, por amor y obediencia al Señor, y por disciplina familiar, tendrán un tiempo fijo cada día para el devocional familiar. Escoge un libro de la Biblia para que puedan irlo leyendo en orden. Si no tienes ninguno en mente, te recomiendo los Salmos para empezar. Lean por lo menos un capítulo cada día, pregunta por alguna reacción personal respecto a lo leído, y finaliza con un tiempo breve de oración. No cometas el error de prolongar desmedidamente la duración de esta reunión familiar. En tu tiempo a solas con Dios puedes estar todo el tiempo que quieras o puedas, pero no en el devocional familiar.
Recuerda que para Dios era muy importante que Ezequías ordenara su casa antes de morir. En tu caso, no debes ni tienes que llegar a esos extremos. Comienza a hacerlo hoy mismo para que tú y tu familia tenga una vida mejor para la gloria de Dios. Si no puedes hacer esto en tu casa, dudo que puedas hacer algo mejor o de más valor en y para tu iglesia.