Lo Que Deberíamos Aprender de los Testigos de Jehová
Son las 11:30 de una de las mañanas más frías que hemos tenido en los 8 meses que hemos vivido en la Florida Central. Tocan a la puerta. Pensamos que era algún vecino o alguna visita de seguimiento de la New Testament Baptist Church de la comunidad. Pero, nos equivocamos, eran dos caballeros de los Testigos de Jehová preguntando si había alguien en la casa que hablara español porque ellos tenían como meta alcanzar a los hispanos del área. Vinieron bien preparados, uno de ellos era norteamericano y el otro era hispano. Aunque tuvimos una buena razón para no atenderlos, quedé tan impresionado por su visita que no pude evitar sentarme a compartir mi reflexión.
Tal vez se sorprenda de por qué quedé tan impresionado. Bueno, a ver si me puedo hacer entender. Nosotros vivimos en el contexto de tres pueblos donde solamente el 3% somos hispanos. Y a decir, verdad, encontrarse con un hispano por aquí es como buscar una aguja en un pajar. Para encontrar una iglesia hispana (no más de tres) hay que tener la capacidad del radar de Arecibo. Y sin embargo, los Testigos de Jehová nos andan buscando. Y disparan, lo mismo en inglés que en español, con su literatura en ambos idiomas.
Pero, más allá de este evento en particular de esta fría mañana, tan pronto compramos esta casa, una de las primeras cartas que recibimos fue de ellos. A la entrada y salida de las tiendas de las grandes tiendas de cadenas norteamericanas allí están ellos. A las afuera de edificios de servicios públicos o gubernamentales, allí están ellos. En todos los pulgueros que hemos ido, allí están ellos. En fin, están en todas partes donde se puedan topar con la gente frente a frente. Y siempre tienen alguna atractiva literatura que regalar. No tienen emisoras de radio ni de televisión, no tienen programas radiales ni televisivos, no tienen tantos templos como nosotros, pero siguen creciendo más que nosotros.
Y nosotros, atrincherados dentro de los templos, las emisoras de radio y televisión. Siempre tronando dentro de las cuatro paredes. Siempre diciendo: "Vengan", cuando Cristo nos dice: "Id". Y lo peor, nos hemos acostumbrado tanto a esa zona de confort y "status quo" que no nos hemos dado cuenta de que "cuando dejamos de crecer, comenzamos a morir". Miles de templos o iglesias que cierran sus puertas anualmente en este país son la mejor evidencia de esto.
Moraleja: la iglesia que no tiene un ministerio agresivo de evangelización, no solamente está desobedeciendo la Gran Comisión, sino que ha optado por morir a plazos cómodos. Y en los Estados Unidos de Norteamérica, la iglesia y/o denominación que no busca alcanzar a las crecientes minorías que están en su patio, y que "expían" sus prejuicios y sentimientos de culpa con el "piadoso sacrificio" de enviar norteamericanos, lejos de ellos, a los campos misioneros, en vez de preparar gente de esas nacionalidades para el ministerio, pagarán demasiado caro su incongruencia y desatino.
¡Qué pena, que donde Cristo dijo: "Me seréis testigos" hayamos permitido que una secta haya añadido "de Jehová".